La localidad de Guanajay, ubicada en la actual provincia de Artemisa, al oeste de La Habana, era un lugar conocido desde los primeros tiempos de la colonia en Cuba. En las “Actas capitulares del ayuntamiento de La Habana”, en el cabildo correspondiente al 31 de diciembre de 1557, se recoge:
Fue acordado por los dichos Señores que después que la tormenta é huracán pasó los caminos de queste pueblo se sirve que bastece en que son el camino de Matanzas el de Matabanó el de el Guanajay estan cerrados é tapados a causa de la dicha tormenta é huracán é conviene al servicio de Dios é de Su Majestad é bien é pró desta villa que se abran de suerte que se puedan andar: por tanto que cometian é cometieron para que se haga el repartimiento de los que cada uno ha de contribuir para el dicho camino a los Señores Antonio de la Torre é Diego de soto é Diego Lopez Duran para que pasado el día de los Reyes se abra é firmarónlo1. (el énfasis es nuestro).
Inicialmente en Guanajay se creó un corral (hacienda de cerdos), el cual es mencionado por primera vez el 21 de julio de 1623, según aparece en el Prontuario de mercedes, o sea Índice por orden alfabético de las mercedes concedidas por el excmo. Ayuntamiento de La Habana, donde al hacer merced a Gaspar Pérez Borroto de los sitios Tahajaguas o Las Virtudes, San Andrés y San Marcos, se indica que se encuentran junto a los corrales de Guanajay y Javaco2.
En la estructura de este topónimo se distinguen los morfemas guana y jay. El primero significa ‘tierra’, lugar’, como se explicó en un trabajo anterior3. La presencia del segundo es frecuente en toponimos que provienen del aruaco insular, donde aparece escrito de diferentes formas (jay, jai, hay, hai): Guajaibón (punto culminante de la cordillera de Guaniguanico con 700 metros de altura); Damajayabo (río que nace en la cordillera de la Gran Piedra, en Santiago de Cuba); Guamuhaya (montañas en la región central de Cuba); Yaguajay (municipio de la provincia de Sancti Spíritus con relieve montañoso en su centro, y también loma en las alturas de Maniabon, en Holguín); Jaibo (río que nace en las montañas de Nipe-Sagua-Baracoa).
Asimismo, este morfema está presente en el topónimo Haití, sobre el cual consigna el cronista Pedro Martir de Anglería: “Mas Haiti significa aspereza en su lengua antigua, y así llamaron a toda la isla Haiti […] por el aspecto áspero de sus montañas y la negra espesura de sus bosques, y sus valles medrosos y obscuros por la altura de las montañas…”4. A lo cual puede agregarse el siguiente comentario de Pedro Henríquez Ureña (citado por José Juan Arrom): “Nombre del pico más alto en la antigua región montañosa del Cibao, según Las Casas (Apologética… caps. 6 y 197)…, del cual ‘se denominó y llamó toda la isla’. Todavía los campesinos llaman haitises a las montañas”5.
En el análisis de una muestra de 20 aruaquismos insulares (palabras procedentes de la lengua que hablaban los aborígenes de las Antillas Mayores) y 15 vocablos del lokono con el morfema ha en su estructura, se encontró que en los referentes se repiten las características de: ‘colgar’, ‘picar’, ‘pinchar’ y ‘golpear’. Todas estas acciones comparten un rasgo común, son generadas por entes físicos que poseen dos extremos, uno fijo y otro libre. También puede denotar movimiento o desplazamiento en una dirección determinada o utilizarse con sentido figurado (ver tablas 1 y 2 en anexo). Nótese la relación de ‘picar’, ‘pinchar’ y ‘golpear’con el término “aspereza” (asperitas en el latín original) utilizado por Pedro Mártir de Anglería al traducir el significado de Haití6.
Por su parte, el significado intrínseco del fonema /i/ en el lokono implica que el tiempo se mantiene sin cambios, contraído en un único punto, en lo infinitamente pequeño, y en algunas ocasiones se traduce como ‘aquí’, según explica C.H. de Goeje7.
Si bien la dirección entre un extremo y otro del ente denotado por el morfema ha puede ser cualquiera, cuando se añade a la expresión el fonema /i/, que contrae la acción en un único punto, ‘aquí’, solo queda una dirección posible, la vertical. Nótese que una montaña o elevación puede describirse como un ente físico con un extremo fijo (en la tierra) y otro libre (la cumbre) que se prolonga en dirección vertical.
Se aprecia, además, una relación de parentesco del morfema aruaco insular jay (hay) con el vocablo lokono ayo, el cual significa ‘arriba’ (up) y “denota la dirección en la dimensión vertical” (encodes the direction on the vertical dimension) según explica Rybka en su obra The linguistic encoding of landscape in Lokono8. Así por ejemplo, C. H. de Goeje refiere: aiomun, ‘un lugar elevado’ (a high place), ‘el cielo’ (heaven)9. La ausencia en estos vocablos lokonos del fonema /h/ inicial presente en el morfema aruaco insular hay, se explica debido a que su uso parece ser opcional o depender del contexto en que se utilice. C. H. de Goeje cita numerosos ejemplos de las mismas palabras del lokono escritas con /h/ y sin ella por distintos autores10.
A partir de los elementos expuestos con anterioridad, consideramos que el morfema aruaco insular jay (también jai, hay, hai) significa ‘alto’, ‘elevado’, ‘arriba’.
Así pues, guana, ‘lugar’, ‘tierra’ + jay, ‘árriba’, ‘alto’ = guanajay, ‘tierra alta’, ‘el alto’.
La ciudad de Guanajay se encuentra a una altura de 100 metros sobre el nivel del mar11, muy cerca de las alturas del Mariel y de la Mesa de Anafe (275 metros de altura), accidentes geográficos que se localizan al norte y noreste de Guanajay, respectivamente, así como en las cercanías de la Sierra de los Órganos, situada al oeste (figura 1).
Para los aruacos que habitaban las zonas bajas y pantanosas del sur de la llanura La Habana-Matanzas, el relieve de Guanajay y sus proximidades presentaba un marcado contraste. Así lo debieron percibir, por ejemplo, los habitantes del poblado aborigen de Guanimar, ubicado al sur de Guanajay en una zona pantanosa de la costa. Para ellos, la región de Guanajay era, efectivamente, una ‘tierra alta’, un ‘lugar elevado’.
Figura 1
Localización y relieve de Guanajay

Incluso en zonas donde no existe una gran diferencia de alturas, cuando las diferentes características del terreno se traducen en ecosistemas distintos, con implicaciones en el modo de vida de los aborígenes, lugares ligeramente más elevados que los terrenos bajos pueden presentar el morfema jai en la estructura de sus nombres arauco insulares, como es el caso de Jaimanitas (poblado en el oeste de La Habana, adyacente a la marina Hemingway, construída esta última en un lugar bajo ocupado antiguamente por manglares) o Jaiguán (antiguo corral adyacente al de Guanabo, en la zona entre Batabanó y Cajío, provincia de Artemisa).
Con respecto al nombre del país, Haití, mencionado con anterioridad, está compuesto por los morfemas hai y –ti. El significado del primero ya lo conocemos; en cuanto al segundo, en lokono, es un sufijo desiderativo que, según Rybka, significa ‘localización deseada’ (desired location) en las oraciones de localización12. Por su parte, C. H. de Goeje señala: ti, hiti, ‘desear’, ‘querer’, ‘esperar’, ‘buscar’, ‘estar decidido a’ (to desire, to will, to hope, to seek, to be determined to)13. Así pues, hai, ‘altura’ + ti, ‘desear’, ‘estar decidido a’ = haiti, ‘anhelo de las alturas’, ‘afan por las alturas’, significado literal del vocablo, utilizado para nombrar a una ‘montaña’ o ‘región montañosa’ y que demuestra la naturaleza metafórica e incluso poética del aruaco insular.
Por último, existe también el topónimo guanajayabo, nombre de una localidad donde se creó un hato de ganado mayor en 1559 y después se fundó un pueblo que actualmente se llama Máximo Gómez, en la provincia de Matanzas. En la estructura del vocablo se aprecian los segmentos guanajay y abo. El segundo, según explica C. H. de Goeje posee en lokono el significado de ‘presencia en el espacio’ (appearance in space) con las acepciones de ‘con, junto a, sobre, en’14. Sobre el empleo de este vocablo en el aruaco insular, José Juan Arrom refiere:
… Si encontraban un montecillo de jobos, valiéndose del sufijo abundancial abo, le llamaban jo-abo ‘El Jobabal’, si de güiras, Güir-abo ‘El Güiral’, si de mayas, May-abo ‘El Mayal’ y si de yayas, Yay-abo ‘El Yayal’.
En una nota aclaratoria, Arrom añade: “En realidad abo es una cuasi-preposición que equivale a ‘con’, ‘colección de’. Jobabo puede traducirse también por ‘Los Jobos”15.
Entonces, guanajay, ‘tierra alta’, ‘el alto’ + abo ‘sufijo abundancial’ = guanajayabo, ‘las alturas’, ‘los altos’.
La localidad de Guanajayabo (Máximo Gómez) está ubicada a una altitud de 20 metros, aunque en las cercanías se encuentra la loma La Industria, de 74,5 metros de altura y hacia el noreste se localizan otras elevaciones con alturas entre 50 y 114 metros. Todo este sector se localiza al sur de una extensa zona costera baja nombrada Cienaga de Majaguillar (ver figura 2). La diferencia en las alturas y en el tipo de ecosistemas, motiva el nombre.
Figura 2
Localización y relieve de Guanajayabo y la cienaga de Majaguillar

Varios de los topónimos con el morfema jay en su estructura examinados en este trabajo (Guanajay, Guanajayabo, Jaiguán, Jaimanitas), a todas luces se originaron en el seno de comunidades aborígenes asentadas en terrenos bajos ocupados por manglares, los cuales constituían un medio favorable para la pesca, la caza y la recolección. Desde la perspectiva de los residentes en esos lugares, se distinguían como terrenos “altos” lugares que desde otro punto de vista dificilmente se hubieran considerado así.
Los pueblos que vivían en esos ambientes eran apropiadores pretribales del período medio, también conocidos como Ciboney, quienes empezaron a llegar a Cuba procedentes de Sudamérica hace unos cuatro mil años16. Posteriormente fueron asimilados por los agroalfareros, llegados a Cuba hace 1 300 años17, sin que se observen huellas de un proceso de retoponimización en forma de nombres geográficos diferentes por su estructura y fonología. En ese sentido, los resultados del análisis lingüístico que presentamos en este artículo constituyen una nueva evidencia de que los ciboneyes hablaban originalmente una lengua aruaca, lo cual confirma los planteamientos de Sergio Valdés Bernal, Felipe Pichardo Moya y Alina Camps Iglesias, sobre la unidad del esquema toponímico indígena de Cuba18.
Es interesante también el hecho de que Pedro Mártir de Anglería señalara que Haití es un nombre correspondiente a la “lengua antigua” de los aborígenes. Anteriormente, había indicado que tanto Haití como Quisqueya eran “los nombres que los primeros habitantes pusieron a La Española”19. No puede excluirse la posibilidad de que estos “primeros habitantes” pertenecieran a comunidades aruacas llegadas en oleadas migratorias anteriores a los agroalfareros y que la toponimia aborigen de la vecina isla se haya encontrado bajo la influencia de procesos históricos y lingüísticos similares a los que hemos descrito para Cuba.
Apéndice
Tabla 1
Selección de aruaquismos insulares con el morfema ha en su estructura, sus referentes, fuentes y posible característica asociada
Aruaco insular | Referente del aruaquismo insular | Fuente | Posible característica asociada al morfema ha |
Cultura material | |||
Hamaca | Hamaca | Pichardo (1875, p. 190) | Colgar |
Jaba | Jaba | Pichardo (1875, p. 202) | Colgar |
Jabuco | Jabuco | Pichardo (1875, p. 203) | Colgar |
Jagüey | Estanque, aljibe | Pichardo (1875, p. 204) | Colgar (para sacar agua) |
Fauna | |||
Jaguey | Mosquito | Pichardo (1875, p. 204) | Picar |
Jajabí | Especie de cotorra | Bachiller (1883, p. 309) | Picar (picotear) |
Flora | |||
Jabiya | Cierto bejuco | Pichardo (1875, p. 202) | Colgar (de los árboles) |
Jairel | Cierto bejuco | Bachiller (1883, p. 308) | Colgar |
Jayún | Cierto junco | Pichardo (1875, p. 207) | Colgar (de él cuelgan las raíces de las algas en ciénagas y ríos) |
Jabí | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 202) | Colgar. De los árboles pueden colgar flores, frutos, raíces aéreas, etc
Por ejemplo, las raíces aéreas del Jagüey cuelgan buscando el suelo y se transforman en tallos
Pinchar. Algunos árboles y arbustos pueden tener espinas |
Jagua | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 203) | |
Jagüey | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 204) | |
Jagüilla | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 204) | |
Jaimiquí | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 205) | |
Jaragua | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 206) | |
Jata | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 206) | |
Jatía | Cierto árbol | Pichardo (1875, p. 206) | |
Jayabacaná | Cierto árbol espinoso | Pichardo (1875, p. 206) | |
Jagua-jaguita | Cierto arbusto espinoso | Pichardo (1875, p. 203) | |
Jaguay | Cierto arbusto | Pichardo (1875, p. 204) |
Fuentes: Pichardo, 187520 y Bachiller, 188321.
Tabla 2
Selección de vocablos del lokono con el morfema ha en su estructura, sus referentes, fuentes y posible característica asociada
Lokono | Referente del vocablo lokono | Fuente | Posible característica asociada al morfema ha |
Cultura material | |||
Hamaka | Hamaca | de Goeje (1928, p. 23) | Colgar |
Hábba | Jaba | D. Moravo (1883, p. 114) | Colgar |
Harharo | Cucharon de madera para revolver la cazuela | Pate (2011, p. 90) | Colgar |
Hadisa | Guayo para rayar y tamizar la yuca | Pate (2011, p. 86) | Pinchar |
Haropona | Lanza | de Goeje (1928, p. 23) | Pinchar |
Haku | Mortero, pilón | de Goeje (1928, p. 23) | Golpear, machacar |
Fauna | |||
Haniju | Mosquito | de Goeje (1928, p. 23) | Picar |
Hánuba | Mosca que pica fuerte | D. Moravo (1883, p. 116) | Picar |
Flora | |||
Haiali | Cierto bejuco (liana) | de Goeje (1928, p. 23) | Colgar |
Haliti | Patata dulce (–boniato-, la planta es un bejuco) | de Goeje (1928, p. 23) | Colgar |
Haiawa | Cierto árbol | de Goeje (1928, p. 23) | Colgar |
Hákkia | Cierto árbol | D. Moravo (1883, p. 115) | Colgar |
Haharo | Piña silvestre | Pate (2011, p. 87) | Pinchar |
Otros | |||
Hatta | Clavar. | de Goeje (1928, p. 23) | Clavar |
Hau | Vago, flojo | de Goeje (1928, p. 23) | Colgar (metáfora) |
Fuentes: Diccionario Moravo, 188322, Goeje, C.H. de, 192823 y Patte, M.F., 21124.
Notas
- Roig de Leuchsenring, Emilio. 1937. Actas capitulares del ayuntamiento de La Habana. Tomo I. Volumen II. Página 157.
- Bernardo y Estrada, Rodrigo. 1858. Prontuario de mercedes, o sea Índice por orden alfabético de las mercedes concedidas por el excmo. Ayuntamiento de La Habana. Página 96.
- Celeiro Chaple, Mauricio. 2023. Misterios aruacos en el español hablado en Cuba: guana. www.laotraraiz.cu
- Martir Anglería, Pedro. 1892. “Décadas del nuevo mundo”. En Fuentes históricas sobre Colón y América. Traducido por Joaquín Torres Asensio. Madrid. Tomo II. Páginas 384-385.
- Arrom, José Juan. 2011. “El nombre de Cuba: sus vicisitudes y su primitivo significado”. En José Juan Arrom y la búsqueda de nuestras raíces. Editorial Oriente y Fundación García Arévalo. Página 47.
- Martyris ab Angleria, Petri. 1530. De Orbe Novo. Compluti apud Michaelē d Eguia. Tertie decadis. Caput septimum. Fol. XLVIII. Archive.org.
- Goeje, C. H. de.1928. The Arawak Languaje of Guiana. Cambridge University Press. Página 49. cambridge.org.
- Rybka, K. A. 2016. The Linguistic Encoding of Landscape in Lokono. LOT. Utrecht. Páginas 119-122. https://www.researchgate.net.
- Goeje, C. H. de.1928. Obra citada. Página 115.
- Goeje, C. H. de.1928. Obra citada. Página 150.
- Núñez Jiménez, Antonio, et. al. Diccionario geográfico de Cuba. 2000. La Habana.
- Rybka, K. A. 2016. Obra citada. Página 98.
- Goeje, C. H. de.1928. Obra citada. Página 149.
- Goeje, C. H. de.1928. Obra citada. Páginas 108, 141.
- Arrom, José Juan. 2011. “Aportaciones lingüísticas al conocimiento de la cosmovisión taína”. En José Juan Arrom y la búsqueda de nuestras raíces. Editorial Oriente y Fundación García Arévalo. Página 96.
- Pérez Carratalá, Alfredo e Izquierdo Díaz, Gerardo. 2014. “Cuba: Migración e intercambio socio cultural en el Caribe”. En Los indoamericanos en Cuba. Estudios abiertos al presente. Coordinador Felipe de Jesús Pérez Cruz. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. Página 66.
- Etayo Torres, Daniel. 2006. Tainos: mitos y realidades de un pueblo sin rostro. Editorial Asesor Pedagógico, S.A. de C.V. Página 36. www. cubaaqueologica.org.
- Valdés Bernal, Sergio. La conquista lingüística aruaca de Cuba. En la Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Año 104, No. 1, pp. 161-179.
- Martir Anglería, Pedro. 1892. Obra citada. Tomo II. Páginas 384-385.
- Esteban Pichardo. 1875.
- Bachiller y Morales, 1883.
- Hermanos Moravos. 1882. Arawakisch-Deutches Wörterbuch, Abschrift eines im Besitze der Herrnhuter Bruder-Unität bei Zittau sich befindlichen-Manuscriptes. En Grammaires et Vocabulaires Roucouyene, Arrouague, Piapoco et D’autre Langues de la Région des Guyanes, par MM. J. Crevaux, P. Sagot, L. Adam. Paris, Maisonneuve et Cie, Libraries-Editeurs. https://books.google.com.
- Goeje, C. H. de.1928. Obra citada.
- Patte, Marie France. 2011. La langue arawak de Guyane, Présentation historique et dictionnaires arawak-français et français-arawak. IRD Éditions. Marseille. https://horizon.documentation.ird.fr.
OBRA REGISTRADA EN EL CENTRO NACIONAL DE DERECHO DE AUTOR (CENDA)