Guacayarima es el nombre aborigen de una región ubicada en el suroeste de La Española que se extiende en la actualmente denominada Península del Tiburón (Figura 1). Pedro Mártir de Anglería en la tercera de sus Décadas del nuevo mundo, publicada en 1516, la menciona como una de las cinco partes en que los aborígenes dividían la isla, a las cuales llamaba “provincias”1, aunque no se correspondían con ninguna demarcación territorial administrativa (como los cacicazgos indígenas) y en realidad designaban regiones geográficas.
Figura 1
Nombres aborígenes de las provincias precolombinas de La Española, según las “Décadas del nuevo mundo” de Pedro Mártir de Anglería

Al explicar el significado de este vocablo aborigen, Mártir de Anglería señala: “…y la llaman Guaccayarima porque es la parte extrema de la isla: ellos dicen marima al ano: la llaman el c… de la isla” 2 (extracto en latín del original en la Figura 2).
Figura 2
Extracto de las Décadas del Nuevo Mundo de Pedro Mártir de Anglería, en latín del original, sobre el significado del topónimo aborigen Guacayarima.

Pedro Mártir de Anglería nunca estuvo en el continente americano y escribió sus Décadas a partir de la información que le trasladaban personas o documentos llegados de esas tierras. Esta circunstancia ha contribuido a que, en ocasiones, se pongan en duda los significados que asigna a determinadas palabras de la lengua aborigen e incluso la existencia misma de éstas, como es el conocido caso de Quisqueya, nombre indígena de La Española según el cronista.
Sin embargo, el topónimo Guacayarima no ha corrido igual suerte y de forma general se acepta la idea de su relación con la posición “postrera” o “trasera” que ocupa esta región en la geografía de La Española. Así por ejemplo, Jose Juan Arrom, en la Conferencia pronunciada el día 7 de junio de 1973 en el Salón de Actos de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, con motivo de la inauguración de la Sala de Arte Prehispánico de la Fundación García Arévalo, Inc., refiere:
Y a la extensa franja de tierra que forma la extremidad suroeste le dan [los aborígenes] el nombre de Gua-cay-arima, o sea wa ‘nuestra’, cay ‘isla’ y arima ‘culata o parte trasera’. Lo cual, de paso, confirmaría lingüísticamente la trayectoria que siguieron en sus exploraciones: Cay-cimú, ‘frente de la isla’, al lugar por donde llegaron, y Guacayarima, parte posterior de la isla, a la región que últimamente exploraron.3
Como nosotros sostenemos una posición distinta que se aparta del significado señalado por Mártir de Anglería para este topónimo, comenzaremos por valorar las circunstancias vinculadas al cronista y a la fuente de la que recibió la información, y que influyeron en la etimología que propusieron. Posteriormente, utilizaremos el método lingüístico de análisis comparativo para realizar una nueva propuesta de etimología. Ese método está dirigido a identificar similitudes léxicas y fonéticas entre el aruaco insular, lengua que hablaban nuestros aborígenes, y otras lenguas de la misma familia, principalmente el lokono de la región de las Guayanas. Por último, comprobaremos si las características del accidente geografico se corresponden con los resultados alcanzados y lo confirman, ya que en lokono, y presumiblemente en aruaco insular, el significado de las palabras describe una característica relevante del referente nombrado4,5.
En relación con la credibilidad de Mártir de Anglería, posiblemente la autoridad más calificada para dar una evaluación es Bartolomé de Las Casas, quien permaneció en el continente americano desde muy temprano (1502) y tuvo un conocimiento profundo de la realidad del nuevo mundo, basado en “una enorme documentación de primera mano, cuando no por la propia experiencia del historiador”6. Las Casas considera a Mártir de Anglería como “hombre de autoridad”7 y que “se le debe más crédito que a otro ninguno de los que escribieron en latín”8. En particular considera acertada su narración de “las primeras cosas” relacionadas con los viajes de Cristobal Colón, pues “lo que en ellas dijo tocante a los principios fue con diligencia del mismo Almirante, descubridor primero, a quien habló muchas veces, y de los que fueron en su compañía”9. Sin embargo, sobre otros pasajes, señala: “en las otras cosas que pertenecen al discurso y progreso destas Indias hartas falsedades sus Décadas contienen”10.
De estas consideraciones de Las Casas podemos realizar las siguientes conclusiones: primero, Mártir de Anglería es un cronista honesto que se esfuerza por trasladar una imagen real del nuevo mundo. No inventaría a propósito una falsedad. Segundo, la fiabilidad de sus fuentes es crucial en la exactitud de sus afirmaciones y son el origen principal de sus errores o inexactitudes. Es necesario precisar que Mártir de Anglería no aceptaba acriticamente las informaciones que sus fuentes le suministraban. Como señala Jens Lüdtke, “las interpreta y rectifica sobre el fondo de su cultura humanística”11, pero es evidente que no siempre tiene la posibilidad de realizar tal comprobación. Esto nos lleva a dirigir nuestra atención sobre la fuente que proporcionó la información acerca del topónimo Guacayarima y su significado. Por suerte, sabemos quien es esa persona. Al iniciar el Capítulo Primero del Libro VII de su Década Tercera, Anglería la presenta:
… cuando supe que había venido á la corte, por causa de negocios, cierto Andrés Morales, piloto de las naves que recorren aquellas costas, el cual investigó con diligente solicitud, ya las costas del creído continente, ya los derroteros de las islas adyacentes, ya todo lo interior de la Española. Le dio el encargo de explorar la Española á este hombre fray Nicolás Ovando, Comendador mayor de la milicia de Alcántara y Gobernador de la Española, porque era de distinguido ingenio y más apto que los demás para hacer esa exploración. Sobre estas cosas el tal Andrés formó indicadores y tablas excelentes, á que dan fe los demás que conocen la materia. Este se me presentó como suelen hacerlo los demás que vuelven del océano. Vamos á tratar las cosas hasta ahora ignoradas , que él y otros varios me han enseñado12.
Andres Morales fue un navegante y cartográfo español que nació en 1476 o 1477 y murio en 1517. Participó en el tercer y cuarto viajes de Cristobal Colón. En 1501 fue con Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa en la expedición a Tierra Firme. Entre 1505 y 1514 permaneció navegando por todas las Antillas. En 1506 exploró Cuba –sin llegar a bojearla- por orden del Gobernador de la Española, Nicolás de Ovando, quien en 1508 también le encomendó explorar La Española y dibujar un mapa de la isla, lo cual realizó. Fue uno de los primeros que se dio cuenta de la existencia de las corrientes oceánicas en el Oceano Atlántico y las estudió13, 14.
Todo parece indicar que la descripción de la Española y de su toponimia que Andrés Morales trasladó a Mártir de Anglería se basa principalmente en la exploración de la isla que realizó en 1508. La elaboración de mapas requiere del conocimiento de la toponimia local para la identificación de los distintos puntos geográficos y poder orientarse en el terreno. Por tanto, como parte de su labor cartográfica, Morales debe haber interactuado con los aborígenes para profundizar en este aspecto. Por eso, consideramos que los topónimos aborígenes que menciona Mártir de Anglería deben haber existido realmente. De hecho, muchos de ellos, incluída Guacayarima, son mencionados por otros cronistas. Otra cosa distinta es el posible significado de estos nombres de lugar. Como Las Casas indica, practicamente no existían españoles que supieran las lenguas de los aborígenes:
… porque ninguno, clérigo, ni fraile, ni seglar, supo ninguna perfectamente dellas si no fué un marinero de Palos de Moguer, que se llamó Cristóbal Rodríguez, la lengua, y éste no creo que penetró del todo la que supo, que fué la común, puesto que ninguno la supo sino él. Y esto de no saber alguno las lenguas desta Isla, no fué porque ellas fuesen muy difíciles de aprender, sino porque ninguna persona eclesiástica ni seglar tuvo en aquel tiempo cuidado, chico ni grande, de dar doctrina ni cognoscimiento de Dios á estas gentes, sino sólo de servirse todos dellas, para lo cual no se aprendían más vocablos de las lenguas, de «daca pan» , «ve á las minas» , «saca oro» , y los que para el servicio y complimiento de la voluntad de los españoles eran necesarios15.
Otros indicios sugieren que Andrés Morales le trasladó a Mártir de Anglería datos erróneos sobre el significado de términos de la lengua aborigen. Así, en el mismo contexto de la explicación del significado del vocablo Guacayarima, el cronista afirma: “Gua es entre ellos artículo, y hay pocos nombres, principalmente de reyes, que no comiencen por este artículo gua, como Guarionex, Guacanaril, y así también muchos nombres de lugares”16. En realidad el morfema aruaco insular gua no es artículo, como explicamos en la entrada El gua aborigen en el español de Cuba, publicado con anterioridad en La otra raíz.
Lo más probable es que Andrés Morales, al comunicarse con los aborígenes que le explicaban el significado de los topónimos, utilizara conocimientos limitados de la lengua indígena y los complementara con gestos, señales y ademanes. Esa forma de intercambiar información explica los posibles errores en su interpretación del significado de algunos de los nombres de lugar que posteriormente comunicó a Pedro Mártir.
Pasemos ahora al análisis de la propuesta de etimología del vocablo guacayarima realizada por José Juan Arrom. En primer lugar, examinemos la afirmación de que el morfema gua que aparece en la estructura del vocablo es utilizado como pronombre posesivo con el significado de ‘nuestro’. Esa es en realidad una de las muchas acepciones de este morfema, pero, según explica Konrad Rybka en The Linguistic Encoding of Landscape in Lokono, algunos sustantivos en lokono parecen nunca ser objeto de una relación de posesión (certain types of nouns are never possessed) y en particular cierta cantidad de términos relacionados con el paísaje, incluido kairi, ‘isla’, “no han sido documentados como el elemento poseído en frases posesivas” (have not been attested as the possessed element in possessive phrases)17. En aruaco insular sucede los mismo con el cognado no idéntico cay(o), lo cual es fácil de comprobar analizando otros topónimos donde ese vocablo esté incluído en su estructura, como es el caso de Cay-cimú, ‘frente de la isla’, donde no aparece el pronombre posesivo gua. Es oportuno constatar que el significado de Caicimú fue correctamente señalado en las Décadas por Mártir de Anglería y Andrés Morales (“El principio de la isla por el Oriente lo coge la provincia llamada Caizcimú, así dicha porque en su lengua cimú significa frente ó principio”)18.
En cuanto al segmento cay de gua-cay-arima, no se corresponde con el vocablo que significa ‘isla’ y esta formado por fonemas pertenencientes a dos morfemas distintos como demostraremos posteriormente.
Por último, arima no significa ‘culata’ o ‘parte trasera’ como sugiere Mártir de Anglería y recoge Arrom. El vocablo que significa ‘final’, ‘parte trasera’ en lokono es ina o u-ina19, y también existe en aruaco insular, donde se encuentra, por ejemplo, en el topónimo Bainoa [ba–in(a)–oa]. En lokono, el morfema ina también es parte de los vocablos que significan, ‘trasero’ (iná-sa20, einasa21) y ‘ano’ (d-ena-ko-leroko22, einako23).
En realidad guacayarima se compone de dos vocablos: guaca y yarima. El primero, es una conocida voz aruaco insular que ingresó al español de Cuba con el significado de ‘hoyo subterráneo donde se depositan platanos y otros frutos para que se maduren más prontamente’, según recoge Esteban Pichardo, quien también señala que tener guaca significa ‘tener dinero enterrado o escondido’24.
Guaca se compone de los morfemas gua y ca. El primero se corresponde con el lokono wa, el cual tiene numerosas acepciones como explicamos en la entrada El morfema gua en el español de Cuba. Su significado general es ‘separación entre los eventos o cosas que participan en el paso del tiempo’. Entre sus acepciones se encuentran: ‘contraído’ y ‘curvado’. Por su parte, ca se corresponde con el sufijo lokono –ka que se utiliza para indicar que una acción se ha completado y sus efectos se extienden en el presente25. De tal forma, guaca, puede emplearse para expresar que una parte de algo ha sido separada y esa entidad ha quedado contraída o disminuida en una forma curvada. Ese significado general explica la acepción de ‘hoyo subterráneo’, pero también se puede aplicar a un accidente geográfico en forma de golfo, como es el caso del Golfo de la Guanaba, donde se encuentra situada Guacayarima (Figura 3a).
En el sur de la región oriental de la isla de Cuba, se encuentra un golfo que conserva su nombre aborigen, Guacanayabo (Figura 3b), en cuya estructura se aprecia el morfema guaca.
En una región de Guyana habitada tradicionalmente por aruacos, se encuentra un lago llamado Wakapoa (Figura 3c). Su forma curvada explica el empleo del morfema waka en la estructura de su nombre lokono.
Figura 3
Accidentes geográficos relacionados con topónimos aruacos que presentan el morfema guaca (waka) en su estructura.
a. Golfo de la Guanaba b. Golfo de Guacanayabo c. Lago Wakapoa

En cuanto a yarima, se corresponde con el vocablo lokono arama, aruma, el cual significa ‘lado’, ‘costado’ (side), según señala C. H. de Goeje en su obra, The Arawak Language of Guiana26. Konrad Rybka, por su parte, transcribe este vocablo lokono como arima27.
Probablemente yarima incluye los morfemas ya + arima =yarima. En lokono, ya posee una función demostrativa de localización28 y en aruaco insular presuntamente también es así.
¿Cómo podemos comprobar que el vocablo lokono arima realmente se corresponde con el aruaco insular yarima? En lokono, los nombres de las especies de la flora y la fauna frecuentemente conservan formas “fosilizadas” que debieron originarse antes de la separación de las lenguas. De encontrar nombres lokonos de especies con los morfemas yarima o arima en su estructura y corresponderse éstos con el significado de ‘lado’, ‘costado’, habríamos alcanzado ese objetivo.
Tales nombres de especies existen en lokono y se relacionan en la Tabla 1.
Tabla 1
Nombres en lokono de especies de la flora y la fauna con el morfema yarima o arima en su estructura
| Nombre lokono | Nombre científico | Descripción | Fuente |
| Yarimana | Combretum cacoucia | Planta rastrera | J. P. Bennett29 |
| Kaiarima | Maytenus ssp. | Árbol de tamaño medio con raíces de contrafuerte | D. B. Fanshawe30 |
| Larima | Rhamdia sp. | Un tipo de pez gato | D. B. Fanshawe31 |
La Yarimana (Figura 3) posee inflorescencias en largas espigas que se extienden a los lados o costados, característica que motiva su nombre lokono. El sufijo –na indica ‘continuación’32, así que yarima, ‘lado’, ‘costado’ + -na, ‘continuación’ = yarimana, ‘se extiende al costado’.
Figura 4
Yarimana (Combretum cacoucia)

La Kaiarima es un tipo de arbol con raíces de contrafuerte. Estas raíces se extienden hacia los lados sobre la tierra (Figura 4), motivando su nombre en lokono. En esa lengua, ka- es un prefijo atributivo con el significado ‘tener’, ‘ser’33. De tal forma que, ka-, ‘tener’ + yarima, ‘lado’, ‘costado’ = kaiarima, ‘con lados’.
Figura 5
Raíces de contrafuerte

Por ultimo, Larima es un tipo de pez gato que posee unos largos bigotes que de una posición pegada al cuerpo puede extender hacia los lados (Figura 5), característica que motiva su nombre lokono. Probablemente la estructura del vocablo es la siguiente: (a)la, ‘movible’34 + arima, ‘lado’, ‘costado’ = larima, ‘se mueve a los costados’.
Figura 6
Larima (Rhamdia sp.)

Ahora estamos en condiciones de realizar una propuesta de etimología de Guacayarima: guaca, ‘golfo’ + yarima, ‘lado’, ‘costado’ = guacayarima, ‘lado del golfo’, ‘costado del golfo’. Como se puede apreciar, el nombre aborigen hace una simple descripción de la posición de la franja de tierra en relación con el Golfo de la Guanaba.
Se hace evidente que Andrés Morales registró el vocablo sin errores de pronunciación, pero se equivocó en la interpretación de su significado. A la distancia de cinco siglos podemos imaginar el intercambio de palabras y gestos entre el cartógrafo español y el aborigen que trata de explicarle la relación entre el nombre de la península y su ubicación en la geografía de la isla. La incomprensión resultante legó a la posteridad un laberinto que oculta el verdadero sentido del topónimo y su motivación. Desde el presente, intentamos seguir el hilo que conduce a la salida de ese dédalo y contribuye a descubrir las verdaderas raíces de nuestra herencia lingüística aborígen.
Referencias
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