Los paisajes forman parte esencial de la imagen de Cuba y al identificarnos con ellos generamos un sentido de pertenencia que está en la base misma de la cubanía. En ocasiones los concebimos de forma genérica, reconociendo los rasgos más representativos de la fisonomía del país: el palmar, el cañaveral, la sierra, el llano, la playa, entre otros, son ejemplo de este tipo de símbolos; otras veces evocamos lugares específicos de nuestra geografía, icónicos por sus características naturales o su historia: la Sierra Maestra, el pico Turquino, el Castillo del Morro, el Malecón de La Habana, la Plaza de la Revolución, la playa de Varadero, el valle de Viñales.
En el caso de los ríos, no parece que individualmente ocupen un lugar especial en el imaginario nacional, aunque sí en el de muchas localidades. Esto pudiera explicarse por su longitud limitada y caudal reducido, consecuencia de la forma alargada y estrecha de la Isla de Cuba, características que señala Antonio Núñez Jiménez en su obra “El archipiélago cubano”1.
Sin embargo, existe al menos un río que alcanza esa distinción. Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, le dedicó una oda y Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé, un soneto. Máximo Gómez lo saluda al reencontrarlo el 9 de mayo de 1895, mientras Martí, a su lado, lo llama “río amado”: “De suave reverencia se hincha el pecho, y cariño poderoso, ante el vasto paisaje del rio amado”, y al día siguiente, después de volver a verlo y seguramente recordando momentos amargos, escribe: “Y pensé de pronto ante aquella hermosura, en las pasiones bajas y feroces del hombre” 2.
Nos referimos, por supuesto, al río Cauto, el más extenso de Cuba con 343 kilómetros de longitud, desde la Sierra Maestra hasta el golfo de Guacanayabo, y una cuenca de unos 9 mil kilómetros cuadrados que se extiende por cuatro provincias y alberga al 10% de la población del país.
En el decursar de los siglos, este río fue testigo de la brutal destrucción de la pacífica sociedad aborígen y sus aguas conocieron del contrabando, la piratería y el tráfico de esclavos. Asistió a la forja de la nacionalidad cubana y conectó con el mundo a su cuna, la histórica ciudad de Bayamo. No lejos de sus riberas comenzaron las guerras de independencia; protestó en contra de la capitulación el General Antonio Maceo, y cayó en combate José Martí.
La naturaleza, desatada, lo hizo por un día más ancho que el río Amazonas, cuando en 1963 las lluvias del ciclón Flora separaron sus orillas hasta ochenta kilómetros una de otra3, con avenidas fluviales e inundaciones semejantes a las del texto bíblico sobre el diluvio universal4. ¡Parecía como si se hubieran unido el mar del Sur y el mar del Norte! A través de la inmensidad de las aguas, salvando vidas pasó Fidel.
Aunque los estudiosos coinciden en la procedencia aborigen del nombre del Cauto, hasta nuestros días se ha mantenido en la oscuridad su motivación y significado . El lexicógrafo y geógrafo cubano del siglo XIX, Esteban Pichardo, en la introducción a la tercera edición de 1862 de su “Diccionario provincial casi-razonado de voces cubanas”, relata la siguiente anécdota:
Cruzando el río Cauto, que los naturales llamaban Cautó, cerca de la confluencia del Contramaestre, me detuve en un rancho o bojío, donde habia cuatro o cinco personas de campo que parecían chinos criollos, y ponderando el curso y caudal del primero, dijo el más anciano con un tono enfático y magistral: “a este río lo llaman Cauto por cauteloso”…5.
El padre Bartolomé de Las Casas, testigo excepcional de la conquista, quien vivió en Cuba y conoció bien a nuestro país, atestigua que el nombre es aborigen: “A la parte o costa del Sur o austral, sale casi al medio della un río poderoso que los indios llamaban Cauto, de muy hermosa ribera” 6.
La existencia de otros topónimos aborígenes con el segmento cau en su estructura, también evidencia la procedencia aruaco insular del nombre del río más extenso de Cuba: Caujerí (valle en la provincia de Guantánamo), Cauta (lugar mitológico)7 y Cautío (nombre aruaco insular de la Florida)8.
Confirmada la procedencia aborigen, debemos descifrar el significado del nombre y su motivación. En la solución de este tipo de problemas, los lingüistas utilizan el denominado “método comparativo”, dirigido a la búsqueda de similitudes léxicas y fonéticas entre lenguas emparentadas. En el caso del aruaco insular, emplean también la limitada información que registraron los cronistas sobre el significado de algunas palabras.
Los aborígenes que poblaban Cuba a la llegada de los españoles hablaban una lengua nombrada taíno o aruaco insular9. En algunos poblados de la región sudamericana de las Guayanas, todavía se habla una lengua conocida como lokono, considerada como la representativa de la familia aruaca. Silvia Kouwenberg, una lingüista, profesora de la universidad de West Indies en Jamaica, comparó alrededor de doscientos vocablos del taíno recogidos por fuentes españolas e italianas de los siglos XV y XVI con las formas correspondientes del lokono y llegó a la conclusión de que son dialectos cercanos de una misma lengua10.
El investigador y lingüista cubano, Sergio Valdés Bernal, califica al aruaco insular como una lengua moderadamente polisintética con cierto grado de aglutinación, y explica que polisintética es la lengua en que se unen diversas partes de la frase formando palabras de muchas sílabas; mientras aglutinante es la lengua que se caracteriza por acumular afijos distintos, generalmente tras la radical, para expresar las relaciones gramaticales 11.
A partir de esa caracterización, podemos formular la hipótesis de que el vocablo Cauto, presenta en su estructura varias unidades menores de significado, y vamos a segmentarlo para su análisis de la siguiente forma: C–au–to.
El investigador holandés Claudius Henricus de Goeje, quien escribió uno de los mejores y más completos estudios sobre el lokono antiguo, documentó au con el significado de ‘espacio’12.
El padre Bartolomé de Las Casas, en su “Historia de las Indias”, realiza un comentario que sugiere que, en el aruaco insular, el morfema ao tiene el mismo significado de ‘espacio’:
Entraron por la tierra de Cibao, tierra aspértima, de grandes y altísimas sierras, todas de piedras grandes y chicas, cuan altas son. Y bien la llamaron los indios Cibao, de ciba que es piedra casi pedregal, o tierra de muchas piedras13.
Efectivamente, ciba, ‘piedra’ + ao, ‘espacio’ = cibao, ‘espacio de piedras’, ‘pedregal’.
El lingüista puertorriqueño Manuel Álvarez Nazario, quien realizó estudios dirigidos al rescate y reconstrucción del aruaco insular, explica que tanto en esa lengua como en el lokono existe vacilación en la pronunciación de los fonemas /u, o/, lo cual obedece a que el protoaruaco continental sólo contó en su principio con tres fonemas vocálicos; /a/, /i/ y /u/, por tanto, en las dos primeras lenguas, que derivan de la tercera, a toda /e/ corresponde una antigua /i/ y a toda /o/, una antigua /u/. Esto resultó en una pronunciación con timbre muy cerrado de /o/ en sílaba inicial, en el aruaco insular, dando lugar a dobletes fonéticos en palabras adaptadas al español por el estilo de cocuyo / cucuyo, bohío / buhío, etc14.
La cercanía del lokono y el aruaco insular, y la peculiaridad descrita en la pronunciación de estas lenguas, sugieren que, en la segunda, los morfemas au y ao poseen el mismo significado de ‘espacio’, registrado por C. H. de Goeje para el morfema au en la primera.
Comparemos ahora los significados en lokono de cinco vocablos con el segmento kau en su estructura (equivalente al segmento cau en el aruaco insular) con los significados de igual cantidad con el morfema au / ao (ver Tabla 1).

Como se aprecia, los significados en lokono de los vocablos con el segmento kau en su estructura están vinculados a la imagen de espacios cerrados, cercados o rodeados. Esto es evidente en los primeros tres ejemplos de la Tabla 1, mientras en el caso de onikau, ‘bienes’, su significado está asociado a la idea de que los bienes pueden concebirse como cosas de nuestra pertenencia (ani, anye, anyi, ony17) que tenemos encerradas, guardadas. Por su parte, kauta, ‘un árbol y su corteza utilizada en alfarería’, posiblemente se relaciona con el hecho de que el interior de las piezas de vajilla es un espacio cerrado o rodeado.
Probablemente, kau proviene de la unión de eke, ‘envoltura’18 + au, ‘espacio’ = kau, ‘espacio envuelto’, ‘cierre’, ‘cerco’, ‘rodeo’, ‘sinuosidad’, donde se eliminan dos fonemas /e/ por aféresis y elisión.
En contraste, el significado de los vocablos que presentan el morfema au en su estructura está relacionado con la imagen de espacios no limitados o abiertos.
Dada la cercanía del aruaco insular con el lokono, podemos formular la hipótesis de que el significado del segmento cau también está asociado a la imagen de espacios cerrados, cercados o rodeados. Esta suposición se confirma cuando analizamos las características presentes en los lugares que nombran algunos topónimos en esta lengua. Así, por ejemplo, Caujerí es el nombre de un valle rodeado de montañas, ubicado en la provincia de Guantánamo, y cuya única entrada durante muchos años fue un estrecho desfiladero de 300 metros de longitud y 20 de altura, conocido como “El Abra de Mariana”. Asimismo, Cautío, el nombre aruaco insular de la Florida, según refiere el cronista de Indias, Antonio de Herrera, está relacionado con el hecho de que sus habitantes cubrían sus partes con hojas de palma tejidas19. Nótese que los vestidos “rodean” al cuerpo, al igual que las medias o calcetines (nombradas en lokono káusse) rodean los pies, o el cuerpo de las piezas de vajilla rodea el espacio interior donde se guarda algún contenido.
Este análisis tambièn confirma definitivamente que, en el aruaco insular, el morfema au posee el significado de ‘espacio’.
Por último, en lokono el sufijo -to / -tu es una forma del vocablo oto (también utu, otu, uttu), el cual significa ‘hija’20. Tiene además otras funciones; entre ellas, formar adjetivos sustantivados y adjetivos atributivos. Veamos algunos ejemplos21 y 22:
- ipirun, ‘ser grande’; ipirutu, ‘algo grande’.
- wádin, ‘ser largo’; wáditu, ‘algo largo’.
- ikihi, ‘fuego’; ikihi-tu kaspara, ‘espada ardiente’.
- sa, ‘bueno’, ‘santo’; sa-tu ajia-hu, ‘santa palabra’, ‘el evangelio’.
Por tanto, cau, ‘espacio rodeado’, ‘sinuosidad’, + -to (sufijo formador de adjetivos sustantivados) = cauto, ‘el sinuoso’, significado que coincide con las características físico-geográficas del río Cauto, el cual, según el Diccionario Geográfico de Cuba, presenta una “elevada sinuosidad en toda su longitud, siendo más notable en su parte media y la parte inferior donde se observan numerosos meandros”23(ver Figura 1).
Figura 1 Meandros en el curso del Cauto

Para nuestros aborígenes los ríos, al igual que el mar, eran vías importantísimas de comunicación. Así por ejemplo, en un artículo publicado por el investigador de la universidad de Leicester, Jago Cooper, se exponen los resultados de un estudio sobre la movilidad en un área que abarcó el territorio de la actual provincia de Ciego de Ávila y el archipiélago Jardines del Rey, en el cual, a partir de la evidencia arqueológica, se demostró la interacción directa y regular entre el entorno marítimo y el interior de la isla, con posible centro en el asentamiento aborigen de Los Buchillones, y la navegación fluvial desde ese punto hacia el interior como vía más probable para desarrollarla24.
La peculiaridad del Cauto de presentar numerosos y pronunciados meandros en su curso, visualmente llamativa y con significativa influencia en la navegación fluvial en cuanto al tiempo necesario para alcanzar el destino y la necesidad de control sobre la dirección de la embarcación, motivó el nombre aruaco insular del curso de agua.
Esta característica del Cauto siguió llamando la atención durante los siglos posteriores a la destrucción de la sociedad aborigen: “De muy hermosa ribera”, sentenció Las Casas. El Cucalambé, por su parte, dibuja con palabras una escena cubana con un meandro del Cauto como fondo:
Por la deliciosa orilla
Que el Cauto baña en su giro
Iba montado un guajiro
Sobre una yegua rosilla:
Una enjalma era su silla
Trabajada en Jibacoa,
De flexible guajacoa
Llevaba en la mano un fuete,
Y puesto al cinto un machete
De allá de Guanabacoa25.
La raíz aborigen es una de las tres principales que dieron origen a la cubanidad; fue el ingrediente que se echó sólo una vez al ajiaco metafórico en que ella se cocinó. Siempre pudimos compararnos con los españoles, pues hasta el siglo XX se mantuvo la inmigración desde el país ibérico; lo mismo ocurrió con los originarios de África, ya que hasta el siglo XIX no desapareció el tráfico de esclavos. Esa comparación contribuyó a la conciencia de nuestra identidad, de aquello que nos diferenciaba de los otros y de lo que había de ellos en nosotros. Quizás esa sea la razón principal del éxito de los personajes del teatro bufo cubano: el negrito, el gallego, la mulata y el guajiro. Sin embargo, la raíz aborigen, una vez mezclada, no podía ser contrastada por la ausencia de referentes. La procedencia de los rasgos que nos legaron es, en lo fundamental, inadvertida por nosotros, y ellos podrían ser más de los que imaginamos, como alertan algunos indicios.
Una de las dimensiones del legado aborigen se encuentra en el lenguaje. Muchas palabras provenientes del aruaco insular pasaron al español durante la transculturación indohispánica que siguió a la conquista. En el español hablado en Cuba, sin contar los topónimos, se han relacionado 374 de estas voces por Sergio Valdés Bernal, quien al subrayar la significación de esa herencia léxica, apunta: “No es tan importante por la cantidad de vocablos como por la trascendencia de los mismos, ya que hacen alusión a objetos, fenómenos y conceptos propios del entorno cultural y geográfico cubano, por lo que ningún vocablo de origen hispánico pudo suplir su función significativo-denominadora“26.
Sin embargo, más allá de su origen aruaco insular, se desconoce la etimología de muchas de estas palabras y la motivación y significado de la mayoría de los topónimos. En ese sentido, este artículo, además de un merecido homenaje al Cauto, es el inicio de un esfuerzo por contribuir a llenar ese vacío y enriquecer nuestros conocimientos sobre el legado cultural de los aborígenes cubanos con vistas a reunir elementos que permitan valorar con mayor precisión y profundidad su aporte a la formación de la cubanidad.
Notas
- Núñez Jiménez, Antonio. 2014. El archipiélago cubano. Tercera edición. Instituto Cubano de Libro y Editorial Científico-Técnica. La Habana. Página 113.
- Martí, José. 1991. Diario: De Cabo Haitiano a Dos Ríos. En Obras completas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. Tomo 19. Páginas 234, 237.
- Castro Ruz, Fidel. 1969. Discurso pronunciado con motivo de la fusión del Instituto Cubano de Recursos Hidráulicos y Desarrollo Agropecuario del País (DAP) en el hotel Habana Libre, el 26 de mayo de 1969. Consultado en www.fidelcastro.cu.
- Celeiro Chaple, Maira y Hernández Santana, José Ramón. 2002. Las huellas del huracán Flora de 1963 en la memoria de Cuba. En Desastres naturales en América Latina. Compiladores José Lugo Hubp y Moshe Inbar. Fondo de Cultura Económica. México D.F. Páginas 243-265.
- Pichardo Esteban. 1862. Diccionario provincial casi-razonado de voces cubanas. Tercera edición. La Habana. Introducción. Página XV.
- Las Casas, Bartolomé. Historia de las Indias. Biblioteca Ayacucho. Caracas. Tomo tercero. Página 85.
- Pané, fray Ramón. 1990. Relación acerca de las antiguedades de los indios (nueva versión con notas, mapas y apéndices de José Juan Arrom). La Habana. Editorial de Ciencias Sociales. Páginas 22, 25, 59.
- De Herrera, Antonio. 1730. Historia general de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano. Década primera, libro IX, página 249. Copia digital descargada de http://archivo.org.
- Valdés Bernal, Sergio. 2013. La conquista lingüísitica aruaca de Cuba. Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba, José Martí.
- Kouwenberg, Silvia. 2010. Taino´s linguistic affiliation with mainland Arawak. En Proceedings of the twenty-second congress of the International Association for Caribbean Archaeology (IACA). The Jamaica National Heritage Trust.
- Valdés Bernal, Sergio. 2018. El legado aruaco en el español cubano. En Cuba: arqueología y legado histórico. Ediciones Polymita. Ciudad de Guatemala. Página 194.
- De Goeje, Claudius Henricus, 1928. The Arawak Language of Guiana. Cambridge University Press. New York. Página 170.
- Las Casas, Bartolomé. Historia de las Indias. Biblioteca Ayacucho. Caracas. Tomo primero, página 387.
- Álvarez Nazario, Manuel. 1999. Arqueología lingüistíca: estudios modernos dirigidos al rescate y reconstrucción del arahuaco taíno. Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Páginas 38-39.
- De Goeje C. H., obra citada: a) p. 171, b) p. 170, d) p. 118, f) p. 170, g) p. 170, i) p. 170, j) p.171.
- Hermanos Moravos. 1882. Arawakisch-Deutches Wörterbuch, Abschrift eines im Besitze der Herrnhuter Bruder-Unität bei Zittau sich befindlichen-Manuscriptes. En Grammaires et Vocabulaires Roucouyene, Arrouague, Piapoco et D’autre Langues de la Région des Guyanes, par MM. J. Crevaux, P. Sagot, L. Adam. Paris, Maisonneuve et Cie, Libraries-Editeurs. Copia digital descargada de: http://books.google.com: c) p. 134, e) p. 134, h), p. 93.
- De Goeje, C. H., obra citada. Página 118.
- De Goeje, obra citada. Página 131.
- De Herrera, Antonio, obra citada. Década primera, libro IX, página 249.
- De Goeje, C. H., obra citada. Páginas 43, 193.
- Hermanos Moravos, obra citada: a) p. 175, b) p. 177
- De Goeje, C. H. obra citada: c) p. 70, d) p. 70.
- Núñez Jiménez, Antonio, et. al. Diccionario geográfico de Cuba. 2000. La Habana. Página 71.
- Cooper, Jago. 2010. Modelling mobility and exchange in pre-columbian Cuba: GIS led approaches to identifying pathways and reconstructing journeys from the archaeological record. En Journal of Caribbean Archaeology. Special Publication #3.
- Napoles Fajardo, Juán Cristobal. 1938. Poema “El amante despreciado”. En Rumores del Hórmigo. La Habana. Páginas 87-88.
- Valdés Bernal, Sergio, 2010, El poblamiento precolombino del archipiélago cubano y su posterior repercusión en el español hablado en Cuba. En Contextos, estudios de humanidades y ciencias sociales, No. 24. Página 126.
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